Salomón Nazar: El Doctor Licántropo…

Salomón Nazar: El Doctor Licántropo…

 

El mundo del fútbol raras veces suele ser consecuente con la grandeza de los personajes que lo representan.

En esta selva salvaje se puede pasar de ser héroe a villano en un santiamén.  Prueba de ello, es el personaje que protagoniza estas líneas.

Los lobos de la UPN han llegado a la Liga Nacional para quedarse, lo vienen demostrando torneo a torneo, sin salirse de la tangente, con un presupuesto acorde a sus capacidades, con jugadores que tienen sentido de pertenecia y fervor por los colores de la institución.

Unos llegan y otros se van pero hay un factor común, un general que permanece, y contra todo pronóstico sigue luchando, la vida le ha enseñado a pelear, a no rendirse nunca. El torneo pasado, luego de una pequeña mala racha, quiso tirar la toalla, y al borde de las lágrimas dejó entrever que si el equipo no enderezaba el rumbo, él daría un paso al costado. Hasta para eso tiene grandeza, para saber cuándo retirarse. Afortunadamente,  los lobos volvieron a aullar.

En su corto andar por la liga, el equipo ya sabe lo que es jugar una liguilla, compiten siempre tratando de ser protagonistas, dignificando al deporte y con hambre por figurar. El descenso no forma parte de su léxico, decidieron burlarlo con un amague y hacerlo pasar de largo. La Pedagógica se ha convertido en un dolor de cabeza para muchos equipos,  sino pregúntenle al Real España. Grandes y pequeños saben que para ganarles tendrán que esforzarse al máximo, sin medianías.

Los lobos no son espectaculares pero si eficaces, con la capacidad de reinventarse tras cada torneo, se vaya quien se vaya y llegue quien llegue. Un club sin estrellas, sin ningún extranjero ni sueldos exorbitantes pero con valentía, con un futbol simple, como decía el gran Johan Cruyff: “jugar al fútbol es muy fácil, pero jugar fácil al fútbol es lo más difícil que hay.” 

Cuando un equipo gana, se suele decir que es por mérito de los jugadores, y cuando pierde las miradas recaen sobre el entrenador.  José Salomón Nazar, un nombre de peso, un ex jugador mundialista, un doctor servicial, pero sobre todo y lo más importante, un gran ser humano.   Recuerdo que, al ascender al equipo a primera división, un periodista le preguntó que si ya tenía planificado lo que haría en la máxima categoría, y el humildemente le respondió que primero habría que ver si la directiva lo mantenía en el cargo. Siempre conmensurado, tratando de guardar la compostura, solo la emoción del gol parece cambiarle el semblante.

Hay personas que le hacen bien al deporte, El Doctor Nazar es una de ellas. De manera silenciosa, con humildad y sin aspavientos ha ido ganado adeptos, no por el recuerdo de ser ex mundialista, sino por sus méritos como entrenador. Su trabajo ha despertado el interés de muchos y logrado el reconocimiento de todos. No está lejos el día en que un equipo grande apueste por él, se lo ha ganado a pulso.

Mientras tanto sigue incólume al frente de la jauría, conduciéndolos por la senda del triunfo, apostando por el talento nacional, esperando pacientemente, aullando como un lobo más.